Sabueso Español


Estándar F.C.I. Nº 204 / 24. 07. 2000 / E

Origen: España

Publicación del estándar original válido: 26.05.1982

Utilización: Perro de rastro para caza menor, aunque no desprecia el rastro de caza mayor, ya sea jabalí, ciervo, corzo, zorro lobo u oso. El cazador, informado por la voz (latir o llatir) del perro y sus modulaciones, conocerá el desarrollo de la caza del rastro y sus incidencias tales como rastro viejo o reciente, doble rastro, "latir de parada o llamar a muerto". El Sabueso Español es el gran especialista en la caza de liebres "a vuelta"  y es sumamente efectivo en el rastro de sangre.

Clasificación F.C.I.: 

Grupo 6 Perros tipo sabueso, perros de  rastro (exceptuando lebreles) y razas semejantes.

Sección 1.2 Perros tipo sabueso de talla mediana.

Con prueba de trabajo.

 

Historia: Escribir acerca de los orígenes de nuestro sabueso, es realmente difícil, ya que España, si en algo destaca, al contrario de otros países europeos, como Francia, Inglaterra o la mismísima Italia, países todos ellos de un reconocido prestigio sabuesero; es el carecer de tratados cinéfilos que nos ayudasen a entender, si cabe un poco más, la historia de nuestras razas caninas...

 

La reseña más antigua, que se conoce, es la que se refleja en el libro de D. Julián Uría Riu “Los vaqueiros de Alzada. De caza y etnografía”. En dicho libro se habla de perros sabuesos: “en el año 1100, el Monasterio de Corias, situado en el actual Concejo de Cangas del Narcea (Asturias), recibió de un particular, cierta donación de bienes entre los que se menciona una villa cum famila servorum, varias cabezas de ganado y seis canes sabuesos...” según una inscripción en el becerro del Monasterio de San Juan de Corias. El propio libro, más adelante, vuelve a hacer otra reseña, sobre los perros sabuesos, al nombrar: Ramiro Ovequiz vendió al conde Don Piniolo, fundador del monasterio de Corias, la villa de Sangoñedo junto a San Verisimo (Concejo de Tineo), en el año 1068", -pro uno cane sabuiso venatore et pro uno acciprite bono garcero…”. Famosa es la descripción que realiza Alfonso X, en su libro “La Monteria”, durante el siglo XIII, de lo que era por aquel entonces el perro sabueso: “…La cabeza cuadrada, et non agudo el rostro, et que haya la nariz un poco arriba...; et haya las orejas colgadas, et non muy grande, et bien apegadas a la cabeza; et los ojos tristes et que caten adelante, et el cuello non muy corto, nin muy luengo; et que haya los pechos abiertos; et que haya los brazos enfiestos, et non luengos nin delgados...; et de cuerpo que non sea muy grande nin muy pequeño...Las más finas colores que nos fallamos en los sabuesos son estas: blancos, et amariellos, et rubios claros, et rubios oscuros...; pero que non hayan sobre ojos...”.

 

En 1582, Argote de Molina, nos describe el fin de los sabuesos, por aquel entonces: “El sabueso español actual posee un desarrollado olfato, buena voz y gran fondo. Resistente al cambio y, aunque su empleo característico es sobre liebre y corzo, se adapta fácilmente, dada su versatilidad, utilizándose indistintamente sobre ciervo, jabalí, rebeco, zorro, lobo y oso....”

 

Aportación importante, fue el libro de Evero “Páginas de caza”, impreso en Madrid en 1898. En éste, el autor nos escribe a cerca de las diferentes variedades de perros sabuesos, procedentes de puntos tan dispares como la Rioja, Cantabria, los Pirineos. Describe la forma de cazar de perros procedentes de Vizcaya -fornidos, piernas robustas, manchas oscuras-; de San Sebastián - blancos, ligeros-; de Cantabria –lebreles, pelo muy corto, rojizo con partes más morenas, vivos; de los Pirineos –perros tricolores-. Perros muy dispares, morfológicamente hablando, aunque funcionalmente destacasen todos por su viveza y tenacidad en el rastro.

 

A principios del siglo XX, se funda la Real Sociedad Canina de España –más concretamente en 1911- inscribiéndose en 22 años la cantidad de 12 ejemplares, todos procedentes de Cantabria, seis ejemplares del afijo “El Cierro”, de Torrelavega y otros seis del afijo “el Campijo” de Castro Urdiales. Sabuesos que iban desde el negro-fuego al caoba-blanco actual.

 

En 1980, se empiezan a organizar concentraciones de sabuesos en España, que más tarde originaria el Club de Sabueseros de España.

 

¿Cuándo surge el Sabueso Español, cómo tal?...Decir que surge en las tierras de Tineo, parece una temeridad a bote pronto, ya que lo del Monasterio de Corias en Cangas del Narcea, indica de la existencia, sin más, por aquel entonces de perros sabuesos en España.

 

Afirmar que se parecen a la descripción realizada por Alfonso XI, es temerario si nos atenemos a lo que de él nos narra: “las orejas no deben ser excesivamente largas, pero sí colgadas naturalmente junto a la cabeza. Los ojos tristes y dirigidos de frente, el cuello no muy corto, ni muy largo, pechos anchos, brazos derechos y no muy largos no delgados, cuartillas pequeñas, manos redondas y apodencadas el anca bien colgada y los costados cortos, el lomo bueno pero descarnado de carnes sobre las ancas: las corvas de las piernas poderosas y corvas y los pies como las manos: la cola bien puesta hacia arriba, ni muy larga ni muy gruesa: el cuerpo en general ni muy grande ni muy pequeño. La sabuesa tenga la cabeza semejante a la culebra: los ojos mayores que el macho, las orejas más colgadas y más delgadas, semejante en todo al Sabueso menos el pecho que puede ser más estrecho, las caderas mayores y los costados algo más largos, la cola ni tan gruesa ni tan espigada como la del macho, pero ninguno de los dos tengan demasiado fino el pelo”.

 

Don Argote de Molina, describe la forma de cazar de un sabueso, pero éste bien podría tratarse de un español, de un Ariegeois, o de cualquier perro del ámbito del grupo VI de la F.C.I. Es de suponer que por aquel entonces no habría razas foráneas y que lo que realmente describe es la forma de cazar del sabueso de entonces, forma de cazar o rastrear que guarda bastante similitud con nuestro Sabueso Español.

 

La descripción de Evero, es importante para indicarnos que perros había en la España del siglo XIX. Algunos más parecidos que otros a lo que dio en llamarse Sabueso Español.

 

En 1980, surge la figura de un sabuesero de nombre Francisco P. Ortuño, conocido por sus artículos en la única revista de caza, de por aquel entonces “Caza y Pesca”. Desde esa tribuna, organiza lo que da en llamarse “Concentración Nacional de Perros sabuesos”, en vistas a fundar un club español del sabueso. Un club que velara por la pureza de las razas de los perros de rastro y sobre todo de su funcionalidad.

 

Se hicieron entonces concentraciones de perros sabuesos. Tuvieron lugar en Posada de Llanes, en Cabezón de la Sal…en Torrelavega. Y empezaban a sonar nombres de criadores y cazadores en las revistas, como Quique de Camango, Guillermo González, Lisandro Bode, Víctor Cotera, Enrique Lamadrid, Felipe Sanpedro, Manolita del Rio y un largo etcétera. 

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